Palabra
OCTAVIO PAZ
IX
Lo más fácil es quebrar una palabra en dos. A veces los fragmentos siguen viviendo, con vida frenética, feroz, monosilábica. Es delicioso echar ese puñado de recién nacidos al circo: saltan, danzan, botan y rebotan, gritan incansablemente, levantando sus coloridos estandartes. Pero cuando salen los leones hay un gran silencio interrumpido sólo por las incansables, majestuosas mandíbulas…
Los injertos ofrecen ciertas dificultades. Resultan casi siempre monstruos débiles: dos cabezas rivales que se mordisquean y extraen toda la sangre a un medio-cuerpo; águilas con sus picos de paloma que se destrozan cada vez que atacan; palomas con picos de águila, que desgarran cada vez que besan; mariposas paralíticas. El incesto es ley común. Nada les gusta tanto como las uniones en el seno de una misma familia. Pero es una superstición sin fundamento atribuir a esta circunstancia la pobreza de los resultados.
Llevado por el entusiasmo de los experimentos abro en canal a una, saco los ojos a otra, corto piernas, agrego brazos, picos, cuernos. Colecciono manadas, que someto a un régimen de colegio, de cuartel, de cuadra, de convento. Adulo instintos, corto y recorto tendencias y alas. Hago picudo lo redondo, espinoso lo blando reblandezco huesos, osificar vísceras. Pongo diques a las inclinaciones naturales. Y así creo seres graciosos y de poca vida.
A la palabra torre le abro un agujero rojo en la frente. A la palabra odio la alimento con basuras durante años, hasta que estalla en una hermosa explosión purulenta, que infecta por un siglo el lenguaje. Mato de hambre al amor, para que devore lo que encuentre. A la hermosura le sale una joroba en la u. Y la palabra talón, al fin en libertad, aplasta cabezas con una alegría regular, mecánica. Lleno de arena la boca de las exclamaciones. Suelto a las remilgadas en la cueva donde gruñen los pedos. En suma, en mi sótano se corta se despedaza, se degüella, se pega se cose y recose. Hay tantas combinaciones como gustos.
Pero estos juegos acaban por cansar. Y no queda sino el Gran Recurso: de una manotada aplastas seis o siete -o diez o mil millones- y con esa masa blanda haces una bola que dejas a la intemperie hasta que se endurezca y brille como una partícula de astro. Una vez que esté bien fría, arrójala con fuerza contra esos ojos fijos que te contemplan desde que naciste. Si tienes tino, fuerza y suerte, quizás destroces algo, quizás le rompas la cara al mundo, quizás tu proyectil estalle contra el muro y le arranque unas breves chispas que iluminen un instante el silencio.
Trabajos del poeta
¿Aguila o sol? (1949-1950)
BIO
Octavio Paz Lozano. (México D.F., 31 de marzo de 1914 - Coyoacán, México, 19 de abril de 1998). Poeta y ensayista mexicano. Premio Nobel de Literatura en 1990. A los diecisiete años publica sus primeros poemas en la revista Barandal (1931). Posteriormente dirige las revistas Taller (1939) e Hijo pródigo (1943). En un viaje a España contacta con intelectuales de la república española y con Pablo Neruda, contactos que le influencian fuertemente en su poética. Después de publicar Luna Silvestre (1933) y el poemario dedicado a la guerra civil española ¡No pasarán! (1936), edita Raíz del hombre (1937), Bajo tu clara sombra (1937), Entre la piedra y la flor (1941) y A la orilla del mundo (1942). En 1944, con una beca Guggenheim, pasa un año en Estados Unidos. En 1945 entra en el Servicio Exterior Mexicano y es enviado a París. Durante este periodo se aleja del marxismo al entrar en contacto con los poetas surrealistas y otros intelectuales europeos e hipanoamericanos. Llegando a la década de 1950 publica cuatro libros fundamentales: Libertad bajo palabra (1949) , El laberinto de la soledad (1950), retrato de la sociedad mexicana, ¿Águila o sol? (1951), libro de prosa de influencia surrealista, y El arco y la lira (1956). Su obra, extensa y variada, se completa con numerosos poemarios y libros ensayísticos, entre los cuales cabe citar Cuadrivio (1965), Ladera este (1968), Toponemas (1969), Discos visuales (1969), El signo y el garabato (1973), Mono gramático (1974), Pasado en claro (1975), Sombras de obras (1983) y La llama doble (1993). En 1981 es galardonado con el Premio Cervantes. En 1999 aparecen, póstumamente, Figuras y figuraciones y Memorias y palabras, epistolario entre Octavio Paz y Pere Gimferrer entre los años 1966 y 1997.