Palabra

DOLORES ETCHECOPAR

Poema de la boda


yo me casé forastera en un jardín
sin que se viera
el cura se paró entre los agapantos y rezó
rezó un rezo larguísimo que aún vive en las hojas
y en el pasto alto cuando llega el viento
yo me casé sin calcular la alegría
lejos de un país

mi esposo era callado como una flor
y me dio silencio con la luz de sus manos
nadie presenció la ceremonia ese día
solo aquello que vendría tomó asiento
con mucha discreción

los niños no se casan
decían las malas lenguas
algo había que matar para casarse
para no ser niños algo había que matar
antes de tiempo lo que vendría
era negro el vestido que me puse para la boda
algo había que matar ese día
mi esposo y yo
nos dimos de una vez el sí y el no
dos forasteros
se casaron ese día
sin que se viera

si fue así no puedo saberlo
si fue por los frutos del árbol
tan altos y aferrados

no puedo saber si una canción de antaño
petrificada nos hirió no puedo decirlo
si hubo trasluz si hilar otra lengua faltó un ademán
tan brevemente tus labios se movieron como orillas
de un lago quieto que ya no pude atravesar
si fue así no puedo saberlo mejor si un grito
me encontrara y me arrastrara a tu pecho
a la cavidad de tu pecho
y me hiciera agua para beber
cuando posa los labios

le pregunto al arriero
dónde estuvieron pastando mis recuerdos
que de tan lejos vienen
y acá nadie los conoce
y están tan solos en mí pastando
donde el pasto fue quemado
¿volverá a brotar?
aquí y allá entre las cicatrices y los cardos
algunas briznas de pasto nuevo
que los recuerdos puedan pastar

el esposo- niño viajó hasta mí
en la inclemencia viajó
tomé resguardo en su intemperie
yo iba hacia la nieve para permanecer en sus manos
días largos como trenes vacíos
solo para nosotros dos
para ir y partir de su soledad a la mía

entonces los misterios ocurrían despacio
como la claridad de la tierra
tardó en secarse la pintura de mi pequeña máscara
la aparté de mí
la guardaron tus ojos como se guarda la luna en un lago
y ahora si abro las manos
tiembla en tu memoria

nosotros dos cosidos por el mar
a dos orillas que no se ven
como un tesoro que llega cuando lloro
tu amor es el que me fue dado


(El cielo una sola vez. 2016)

BIO

Dolores Etchecopar nació en 1956, en Buenos Aires, Argentina. Publicó los siguientes libros de poesía: Su voz en la mía (1982), La tañedora (1984), El atavío (1985), Notas salvajes (1989), Canción del precipicio (1994), El comienzo (2010), El cielo una sola vez (2016), El deslumbramiento (2019), No hables tan rápido delante de la noche (2024) y una antología de su obra: Oscuro alfabeto (2012); su poesía integra numerosas antologías nacionales y de otros países. La poeta y ensayista Ruth Fernández escribió un ensayo sobre su poesía (1998). A fines de los años ochenta recibió la Faja de Honor de la SADE. En el año 2024 recibió el premio Konex de poesía. Fue integrante del Colectivo de Acción Poética El pez que habla, en el que se exploraron nuevas modalidades de la oralidad en la lectura de poesía. Desde el año 2010 dirige Hilos Editora, sello de poesía, en las tapas de cuyos libros aparecen algunos de sus dibujos y pinturas.